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Desde su habitación, podrá oler los árboles endémicos que colorean el jardín mediterráneo justo al otro lado de su ventana. En su acogedor nido de madera, cristal y cerámica, todo ha sido diseñado para que se sienta sentirse bien. Sin sentirte culpable, cultivas el elegante e intemporal arte de vivir viendo cómo el tiempo se ralentiza. El pequeño extra: tendrás vistas a olivos y naranjos milenarios que desprenden sus aromas embriagadores.
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